lunes, 4 de febrero de 2013

VIAJE AL CENTRO DE LA TIERRA

Le puse alas a mi alma y la eché a volar, estuvo un largo tiempo desaparecida, con mi consentimiento, me convertí durante todo ese tiempo en un tipo desalmado, un miserable, un despreciable ser.

Un día mi alma decidió volver a mi, la curiosidad me comía así que le pregunte por como le había ido, que había estado haciendo y me respondió con total sinceridad: -He disfrutado muchísimo fuera de la prisión de tu cuerpo, he viajado y he aprendido muchísimo.

Me contó que había estado en Egipto  de allí me explicó la grandeza de las pirámides y como estas fueron construidas piedra a piedra por los esclavos con sus propias manos. También estuvo en Nueva York, de allí me contó que el nivel de estrés es muy elevado, al igual que en todas las grandes ciudades que había visitado en todos y cada uno de los continentes. También estuvo visitando pueblos y poblados pequeños por toda Asia, y de todos ellos me contó que allí prima la humildad y el respeto, algo que deberíamos aprender de su cultura... Me contó que había visitado los Emiratos Árabes  y Dubai entre otras ciudades, las riquezas de aquellas tierras son exuberantes  pero con el ritmo de vida que llevan, les va durar muy poquito. Sobre mamá África me estuvo contando que su belleza es inmensa, son paisajes espectaculares, dignos de visitar y ademas de admirar, pueblos sin recursos gente totalmente pobre pero que no escatiman a la hora de regalar sonrisas, el gesto más bonito y caro del mundo dibujado en las caras de todos los niños y no tan niños, de oreja a oreja. De centro y Sudamérica me explico más bien poco, viven tranquilos, relajados y sin prisa, pero con el sueño americano pueden llegar a ser avariciosos y eso no es nada bueno.

Pero lo que más ilusión me hizo que me contase fue que a pesar de haber visto el mundo y todos sus continentes, surcar sus cielos y sus mares, ver cada pueblo y cada ciudad, no hay nada mejor que estar en casa con los que, a pesar de no recordartelo a cada segundo, más te quieren y más te respetan. Esa es la mejor sensación, tu casa y tu gente.



Gracias.

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