martes, 5 de febrero de 2013

EN BUSCA DE UNA MUSA QUE ME ACOMPAÑE EN LA MESA

Cansado de esperar algo que nunca llegaba, decidí tomar yo las riendas, ya han pasado muchos años desde aquel ultimo verso que escribí, han pasado muchos años desde el ultimo beso que le di.

Mi musa era preciosa y me hacia la mejor de las compañías, su presencia era siempre agradable, una elegancia exquisita y un físico insuperable. Pechos firmes y muy voluminosos, un metro y setenta centímetros de esbelta talla, cada una de sus curvas eran capaz de construir con su contoneo una linea recta entre mis piernas, así era ella, sensualidad en cada paso, cada gesto, incluso al dormir también cuando roncaba.

Me inspiró cienes de escritos y cientos de poesías, hasta que un buen día, volviendo yo de una romería me encontré una note en la mesa que decía:

Cariño, me fui para no volver
no me busques, no me encontraras
¿te acuerdas de Blas?
lo siento, debes saber que te engañaba con él.

Besos, tu musa

Desde entonces soy un escritor sin prosa, un poeta sin poesía, y en mi mesa la silla de mi musa esta vacía.

por eso hoy vuelvo a recurrir a la jarana, al guateque y la fiesta para ver si entre botella y botella, entre vaso y vaso encuentro una musa que me acompañe en la mesa.


Gracias.

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