martes, 5 de febrero de 2013

CANTÁNDOLE A LA LUNA CADA DIA

Pasó los días sentado en una silla de mimbre, su cuerpo era pálido y frío pero aunque no lo pareciera estaba lleno de vida.

Preguntan por él todos los días en la calle, nadie sabia nada, sus padres afirmaban que estaba en casa, bien, pero aun y así la gente piensa y opina cosas que no coinciden con la versión de la familia, que si esta ingresado en un loquero, que si se fue de casa y los padres no lo han superado, que si murió y no lo hicieron saber a nadie...

Cómo serán las cosas que cuando él se sentía más vivo que nunca, con más fuerzas para seguir adelante, la gente lo daba por loco o por muerto. Era totalmente cierto que llevaba ya varios meses sin ver la luz del sol y sin ver tampoco a sus vecinos. Pero no tenían derecho a darle por muerto, y menos ahora que se sentía lleno de vitalidad.

Se diferenciaba del resto porque el siempre hizo lo que le parecía más correcto y lo que a el más le apetecía hacer. Esta vez le dio por apartarse del día y de su gente, del estrés del movimiento, de lo que la gente conoce por vida. Sonaba muy raro pero le parecía perfecto, ahora vivía de noche y contemplaba el cielo y las estrellas, ademas era normal, a él siempre le había gustado pasar las horas cantándole a la luna llena, le recordaba su cabeza pelona por los tratamientos médicos más severos.

Así decidió acabar el resto de sus días, el resto de su vida la pasó cantándole a la luna cada día.



Gracias.

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